LEAH Y YO

mis demonios, mis furias, mis tristezas, mis miedos, mis risas, mis sueños, mis realidades, mis pocos amores y mis muchos desamores...

viernes, febrero 02, 2007

SEMI POESÍA: EN SIETE LÍNEAS

En el silencio naces, no te distingo como algo distinto al latido de mi corazón. No podría decir que eres la angustia que carcome mis uñas. Está claro que en algún momento te separas de mi cuerpo y surges grandilocuente frente a mí, rompiendo mi continuidad. Primero te admiro y te tengo miedo, intercaladamente. Después te observo, callada en un rincón, dejándote ser, limpio sin que nadie te direccione. Y empiezo a querer ser parte de ti, sin darme cuenta de nada. Estar tan cerca que ya no puedas distinguirme del latido de tu corazón. Ser tu angustia y padecer tus silencios. Como si el amor fuera un círculo vicioso y tu y yo naciéramos y muriéramos el uno del otro. Una y otra vez.

viernes, noviembre 24, 2006

OPINIÓN: El Perú en mil pedazoa

Las elecciones más aburridas de los últimos años han terminado. El alcalde candidato ha sido reelecto sin necesidad de despeinarse y parece que logrará arrastrar a casi 20 alcaldes distritales al triunfo. Lima se ha pintado de amarillo y la alianza – que muchos creían agonizante – de Unidad Nacional y Solidaridad Nacional logra vencer en distritos que se suponían seguros para otros candidatos. La fiebre reeleccionista no se consolida de manera tan rotunda como se esperaba y en el ámbito regional los grandes ganadores son los independientes.

El panorama en el Perú no ha cambiado, el descrédito de los partidos políticos es noticia antigua y el hecho de que el sólido norte hoy haga agua parece ser una consecuencia de ello. Aunque algún mérito hay que darle a los alcaldes y presidentes regionales salientes del Apra, o a los que ni siquiera llegaron a completar un período, como el vacado Freddy Gilardi, presidente de la región Ancash,, por cumplir gestiones deficientes, cuando no atroces.

Regresando al plano metropolitano, la continuidad de la obra realizada no fue argumento suficiente ni garantía para aquellos que se creyeron bolo fijo en vista de gestiones bastante exitosas. Aquí merece mención la paupérrima suerte de las estrellas edilicias de la alianza Somos Perú, que en algún momento llegó a perfilarse como una gran fuerza de la administración municipal del país. Dargent, Tachino, Bringas y Andrade cayeron con estrépito dando paso a nuevos nombres, todos ellos candidatos de Unidad Nacional arrastrados por “el efecto Castañeda”

Con los resultados oficiales aún al 80 por ciento, lo único que es claro es que las elecciones más aburridas de los últimos años se han convertido también en las más impredecibles, y los electores peruanos en los más difíciles de entender. ¿Cómo se explica la incoherente decisión de cambiar a alcaldes que, aparentemente, comandaban administraciones exitosas? ¿Qué criterios predominan en la elección de candidatos que en la mayor parte de los casos no presentan planes claros y son, además, auténticos desconocidos?

En el ámbito regional esta carencia de criterio, esta descarada inmadurez cívica y política, consagra la ascensión de un enjambre de movimientos políticos, abanderados de proyectos de escala unipersonal. Con 21 de las 25 regiones en manos de grupos independientes, los grandes proyectos nacionales se convierten en quimera. Nombres como Obras para un Tumbes bello o Alianza por Tacna, no traslucen una visión integradora o una proyección en función a un contexto nacional. Pero no solamente son los nombres, baste decir que la mayoría de estos movimientos no presentan candidatos en ninguna otra región, es decir, tienen un alcance netamente local. Quizás esto explique la tranquilidad mostrada por el aprismo y la administración de Alan García, quien pese a haber perdido 10 presidencias regionales, no se inmuta. Y es que un viejo zorro nunca se olvida de aquello de divide y vencerás. Y con el mapa político que se instalará en enero, es claro que no hará falta dividir ni un poquito más.

Seamos electores inmaduros o no, la jornada del último fin de semana nos pone frente a algo que sí maduró. Una nueva realidad que puede ser vista con preocupación o, con ojos menos conservadores, como la consagración de una cohabitación desintegrada, como nuestra propia nacionalidad. Para qué rasgarnos las vestiduras ante una crisis de partidos próxima a alcanzar la mayoría de edad, o ante la desarticulación de un proyecto nacional, si, probablemente, el primer paso para hacer viable algún proyecto llamado Perú sea aceptar su variopinta, caprichosa y harto desarticulada diversidad.

viernes, octubre 06, 2006

OPINIÓN: Caricatura de un revolucionario

El mundo sería un lugar distinto si nuestro comediante preferido, Hugo Chávez Frías, nos dejara sin una de sus declaraciones semanales. La prensa se aburriría terriblemente sin este actor político que se dedica a regalar titulares y dar color a las páginas más seria de los diarios. Sus últimas declaraciones lindan con lo cantinflesco: llamar “diablo” a Bush en la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) y mencionar que “aún huele a azufre” tras la presentación del presidente estadounidense. Es difícil creer que hay un plan estratégico tras los exabruptos verbales de Chávez, salvo que este sea mostrar al mundo que con el dominio a través del petróleo se le permite todo. Sin embargo, lo del mandatario venezolano va camino a lo patético, ya hasta le dedican más tiempo en los espacios humorísticos que en los de análisis político. A pesar de de haberse inscrito en el Mercosur y tener aliados en Bolivia y Cuba, Chávez no logra imponer una imagen de líder mundial. Y es que la verborrea puede ser una enfermedad crónica y el que la sufre está condenado a hablar sin dejar nada productivo en sus oyentes.

Lo que resulta evidente es que el dictador venezolano, que se va por su tercera reelección, ha decidido que sus discursos sirvan para insultar a sus adversarios y para hacer proselitismo de su causa revolucionaria. Prefiere sembrar dudas sobre la legitimidad de las elecciones en Perú, que discutir las razones por las que en su país hay un 53% de pobres si el precio del petróleo sigue subiendo. Se dedica a culpar a los Estados Unidos de cuanto problema, conflicto y seguro que hasta desastre natural ocurra, pero no es capaz de responder ante las acusaciones de violación de la libertad de expresión en Venezuela. Lo único que queda después de escucharlo es un gran vacío.

Al fin y al cabo, este es el hombre escogido por Fidel Castro como su sucesor en Latinoamérica. ¡Y qué grande le queda el uniforme! Los argumentos del presidente caribeño en la última Asamblea General de la ONU, son precarios y hasta lamentables. Mientras más lo escuchamos tenemos más seguridad de que Hugo Chávez es la imperfecta caricatura de quien cree liderar una revolución. Desde aquí gracias a él por mostrarle al mundo lo anacrónico del comunismo y sus nuevos líderes.

lunes, octubre 02, 2006

OPINIÓN: Las desventajas del pasaporte guinda

La familia se despide en el aeropuerto: el padre le da consejos, ‘cuídate hijo’ y la madre probablemente le dice que se abrigue, que se alimente bien. Todos están orgullosos de él, un chico esforzado que va estudiar en Europa y ser un buen médico. Cuando Diego Segura Loayza arribó al Aeropuerto de Barajas en Madrid, ya no importaba si en el vuelo de Air Madrid lo habían tratado mal o le habían negado incluso un vaso con agua. Estar en Madrid significaba acercarse a su sueño, a esa beca que lo llevaba a Praga para conocer el Viejo Mundo y aprender, sobre todo aprender. Pero algo empezó a develarse ante los ojos de Diego: la discriminación. De pronto las preguntas en el Control Policial empezaron a perturbarlo: ¿Por qué no te quedas en tu país? ¿Dónde has comprado esa visa para Praga? ¿Para qué vienes a Europa?

Tres días con la misma ropa, acompañado de inmigrantes ilegales de todas las nacionalidades, sin posibilidad de comunicarse con el Consulado Peruano, porque no le quisieron brindar el número, y alimentándose con los restos de la comida de las aerolíneas, según dijo su padre. Diego Segura debe haber pensado que ser peruano es una especie de castigo, siempre una desventaja y que incluso una beca puede ser un problema si es un peruano quien la debe hacer efectiva. Cuando pensó que nada podía ser peor, las autoridades del aeropuerto madrileño decidieron enviarlo de regreso al Perú. Antes de eso dos representantes de Air Madrid le recomendaron que compre un pasaje directo hacia Praga que lo costó 400 euros, pero los efectivos de migraciones le hicieron perder el vuelo pues lo llevaron muy tarde para abordar. Este gasto se sumaba a los $1300 dólares que le costó el pasaje Lima – Madrid – Milán – Praga.

Pero el dinero no es el punto más grave en esta historia. Lo grave es que un ciudadano peruano sea injustamente detenido, maltratado, insultado. Lo que indigna es que un chico de 19 años que ha luchado por conseguir una beca pierda una semana de clases simplemente porque la Policía Española pensó que mentía, sin ninguna prueba e ignorando la visa de estudios que les presentó. Lo importante no es que el Jefe de Visas del Consulado de España, José María Eduque, le de a Diego una visa de tránsito que, además, resulta innecesaria. No es suficiente que la empresa Air Madrid le de a Diego un pasaje en primera clase para volver al aeropuerto donde lo maltrataron. Es necesario que las autoridades españolas pidan disculpas públicas y que se le de una reparación. Este suceso representa una violación de derechos y una pérdida de tiempo y dinero para este muchacho que solo quiere llegar a su destino y estudiar. Y lo que queremos todos los que hemos observado indignados este caso es que nunca más un peruano sea maltratado ni discriminado en el extranjero.

martes, setiembre 26, 2006

CRÓNICA: Mas allá de la nariz roja

Es un personaje de moda: tiene un programa en la radio, estrena obras de teatro cómico que juegan con la improvisación y el claun y hasta hay blogs en Internet que hablan sobre él. Carlos Carlín parece estar en su mejor momento. Los Pataclaun lo lanzaron a escala nacional, pero él ha decido relanzarse dejando atrás cualquier personaje.

Su nombre es una ironía. A nadie se le ocurriría ponerle a un hijo Carlos si el apellido que tendrá será Carlín. "Es como si te llamaras Luis Luisín. Sí pues, mis viejos se pasaron en eso. Y no eres la primera persona que me pregunta si es mi nombre artístico", me dice sin reírse y aceptando que le diga para siempre Carlín y nunca Carlos. Parece que todo se hubiera dado para que el chico de Barranco se convierta en el actor cómico que es hoy. Nada más lejano de la realidad: su educación fue mas bien tradicional y en su familia no estaban esperando precisamente a un Pataclaun. Sospecho que su madre sintió ilusión cuando Carlos pensaba en estudiar derecho o psicología. Tal vez él tampoco esperó convertirse en Tony o conducir un espacio de humor político los sábados por la noche. Todo ha sido una secuencia de pasos desordenados.

Carlín tiene look de virrey moderno, el pelo largo a lo jota de bastos apoya esa tesis. El polo de manga larga debajo del de manga corta, siempre a rayas o bolas y rara vez de un solo color. Pueden ser los Power Rangers o un estampado de flores, siempre fashion descuidado, pinta de payaso coqueto. Las zapatillas son su último refugio cuando la formalidad lo ataca. Un buen pantalón de sastre y un saco no matan pero los zapatos de vestir sí. Los lentes oscuros de estrella de rock son un parapeto necesario y su morral tipo cartera, un accesorio útil. En su cara no hay contradicciones: pelo lacio negro y largo, ojos marrones chiquitos pero bien definidos, piel blanca (tirando hacia el rosado), sombra de barba, nariz delgada -ligeramente aguileña pero sin salirse de la estética - y cejas de esas que enmarcan, que te dejan sin interrogantes. Todo es transparente cuando lo miras a los ojos. Se te presenta como un niño de 35 años: inteligente, inseguro, sincero y negado para la computación.

Desde que estaba en el colegio San Luis de Barranco, colegio tradicional de los hermanos maristas, Carlín buscaba acercarse a las tablas: "Comencé en el año 92, en un taller de teatro con Roberto Ángeles y debuté con Metamorfosis, de Kafka, en el teatro Británico y de ahí hice una serie de obras de teatro". Dice que no era lorna, le creemos pero con ceja levantada. Estaba más cerca de eso que de ser vivo, confiesa. El teatro le servía para evadir ciertas clases y de paso para afianzarse en lo que es su vida: la actuación. Su paso por la tele empezó mucho antes de Pataclaun. Los de arriba y los de abajo, novela exitosa de inicios de los 90s, fue su primera aparición. El pertenecer a una producción integrada en su mayoría por actores de teatro lo animó. "El tiempo de las novelas fue necesario", dice sin añoranzas. Algunos de sus papeles como actor serio son un recuerdo gracioso de esa época. Lo recordamos en Tribus de la Calle, fallida novela sobre barras bravas, haciendo de periodista sin escrúpulos, un papel antagónico que no registra en su autobiografía. De ahí al claun había un pequeño paso.

Es cierto que desde que se puso la nariz roja todo cambió. Pero tampoco es que tenga el disfraz de claun debajo de la ropa. "No, no estoy solo en mi casa viendo televisión haciendo muecas, ni estaría tomando un trago con mis amigos haciendo muecas…pero el humor sí es muy importante para mí", sentencia para que no quede duda de que Tony no es Carlos Carlín. Aunque pueden ser hermanos y en algunos casos hasta gemelos. Porque, aunque no lo admita tan fácilmente, es de los que se preocupa si le dices que ha subido de peso; te pregunta disimuladamente cuántos años tienes y se siente un poco viejo; asegura que está a dieta, mientras se desayuna sin remordimientos una bolsa de Cheese Trees. Tony, el personaje que lo hizo famoso en Pataclaun, es un reflejo de algunos lados de Carlos, elevados al cuadrado al cubo y al cuadrado de nuevo, pero reflejo al fin. Y le sirvió perfectamente para burlarse de si mismo, único deporte que práctica con disciplina.

Del claun a la radio no hubo mucho cambio. El Carlín más irónico y descreído encontró su lugar junto a Johanna San Miguel, compañera de Pataclaun, en un programa que se alimenta de las ingenuidades y tonterías de la sociedad limeña. Ahora, la radio no era un mundo desconocido para él, mas bien nosotros lo desconocíamos en esta faceta. Su voz, su forma de pronunciar todas las letras de las palabras, su entonación pausada y rítmica, y su timbre grave han estado en el dial más tiempo del que creemos. Y es que una de las actividades que paran la olla del actor es la locución de comerciales en radio y también en televisión. Es uno de los locutores más cotizados en el mercado y su voz está en los productos más variados, desde Interbank hasta universidades. "Llegué a la locución porque no pude doblar un comercial que yo mismo actúe, eso me enfureció y me reté a solucionarlo. Sin querer queriendo ahora es una de mis actividades más regulares." Una actividad por la que no lo reconocen en la calle.

Su paso por el programa político Dos dedos de frente le permitió descubrir un lado más analítico, un acercamiento al humor político que ya había ensayado en el programa El cuarto de Juan. Hizo entrevistas a los candidatos al congreso y ganó fama de temible entre los políticos. Keiko Sofía Fujimori nunca quiso ser entrevistada por él y a Gaby Pérez Del Solar hubo que prometerle que Carlín se había tranquilizado. Y es que la entrevista que le hizo a Alfredo Gonzáles, que empezó con oink oink oink, fue para algunos un exceso de irreverencia. Detrás de cámaras Carlín resulta ser mucho más cándido. Se sorprende con las revelaciones periodísticas sobre tal o cual personaje o las intenciones ocultas tras una declaración. Se ríe si le comentas la última del cholo Toledo y se maravilla con los vestidos de Eliane Karp. En el set de Dos dedos el actor cómico adoptó un nuevo papel y lo hizo con solvencia. Hasta lo tentaron desde La ventana indiscreta y todo. Parece que Carlín es naturalmente exitoso. Un rey Midas del teatro, omnipresente en la radio. Pero el éxito en este país es tan veloz que para mantenerlo parece que todo fuera una cuestión de actitud, una especie de créete famoso y lo serás. Y claro el éxito viene acompañado de los fans. Esos que se instalan en la puerta de los canales para interceptar a cualquiera que salga y pedirle, exigirle, un autógrafo. En la puerta del canal 2, donde trabajó hasta hace poco más de un mes, siempre lo esperaban unas cuatro o cinco personas, casi siempre las mismas, para saludarlo y expresarle su cariño. Uno de esos viernes sus fans decidieron acercarse a su auto cuando llegaba. El grupo había aumentado y le impedían abrir la puerta para bajar. Los nuevos fans comenzaron a golpear las lunas para llamar su atención, pedían un autógrafo, una foto, "un saludo pues chocherita". De entre todas las personas Carlín notó a una señora, desdentada y con cara de pocos amigos según él, que blandía un papel en la mano y gritaba "un autógrafo pe" al tiempo que preguntaba a los demás: ¿este quién es? Esa es la fama en el Perú. Salir o llegar a un canal de televisión basta. Ahora, el éxito debe ser otra cosa: "El éxito es vivir cómodamente de lo que me gusta y divertirme. Si es así, entonces soy exitoso. Aunque pueda haber gente que me considere un pobre imbécil."

Fue justamente en ese canal y en ese programa donde lo conocí. Descubrí que ama los dibujos animados, que lo deportaron de Japón en Año Nuevo porque solo tenía cien dólares en el bolsillo, que no sabe cómo usar una computadora si no le dejas la ventana de Word abierta. Lo vi concentrado con Rosana Cueva, la productora, escribiendo sus textos. Lo escuché cantarme una canción con mi nombre al llegar a la oficina. Lo descubrí ojeando el rating de su secuencia. Me reí con él cuando corría por los pasillos con el pantalón casi en las rodillas rogando por una impresora. En unos meses de trabajo empecé a considerar que tal vez Carlos Carlín no era Tony de Pataclaun. Y que era capaz de bromear con las cosas que los periodistas de peso no querían tocar. Y me enteré de que su padre murió cuando él tenía trece años y que se siente muy parecido a él. Y pude pensar en lo poco que conocemos a la gente más conocida de la pantalla.

ESCENA: Noche de karaoke (o qué mala soy poniendo titulares)

A las dos de la madrugada en el Music World de la veintitrés de la Aviación, el mozo ya perdió la cuenta de las jarras de chela que ha llevado a la mesa siete. La chica de la mesa tres ha decidido cantar una de Pandora, aunque su novio proteste. Ya casi nadie aplaude las frases entonadas y llenas de emoción del señor que está sentado solo en la mesita sin número. Este karaoke es un mundo angosto y oscuro donde la catarsis cuesta veinticinco soles, consumo mínimo que incluye una jarra de cerveza o sangría. Pero a las dos de la madrugada los cuatro patas de la mesa siete no piensan en cuánto cuesta la chela, han tomado lo suficiente como para pedir las canciones más exigentes y llamar la atención. Y en verdad soy un payaso, pero qué le voy a hacer si uno no es lo que quiere sino lo que puede ser…le canta el más gordito de los cuatro a la chica que está sentada sola en la mesa de al lado. No ha terminado el payaso de representar, muy mal por cierto, a un José José rechoncho y desacompasado, cuando en la mesa de al lado la chica ya no está sola.

Un par de miradas de macho furibundo, un disculpa compadrito y las cosas parecen estar en calma entre las mesas seis y siete. La chica que no estaba sola se esmera en ser cariñosa y hasta decide cantarle al oído a su acompañante: pasarán más de mil años…muchos más, pero no pasan ni cinco minutos y los coqueteos con los vecinos de mesa continúan. El mozo piensa que en cualquier momento va presenciar una pelea, mira de reojo al administrador que no parece hacerle mucho caso y decide pararse más cerca de las mesas conflictivas. Los cuatros patas cantan cada vez más fuerte y no dejan de invocar a José José, patrono de los despechados que ahogan sus penas en alcohol. Hay un breve intercambio de palabras entre las mesas belicosas cuando el más gordito de los borrachos de la siete le dice a su vecina: qué triste fue decirnos adiós, cuando nos adorábamos más... Y ahora si se para el acompañante y les pone la señal de pare, al gordito y a los otros tres también y a todos los que quieran cruzarse en su camino. Esta vez el mozo interviene y propone que se sienten, se calmen y que ya viene la próxima canción. Aplausos para la mesa cinco y seguimos con la mesa seis! La mesa seis se ha fusionado con la siete. Sin que nadie lo advierta los cuatro borrachos se han acoplado a la pareja. El más gordito ahora le canta a la chica al oído, ya sin vergüenza, y pueden pasar mil años porque la cerveza no se acaba y José José no se cansa de cantar sus desamores. El acompañante cambia la cara de macho furibundo por una de resignación, abraza al más flaco de los borrachos de la mesa siete y brinda porque usted abusó, sacó provecho de mi…abusó.

miércoles, setiembre 06, 2006

OPINIÓN: El espejo de la verdad

El jueves pasado fue la presentación del gabinete Del Castillo. Los titulares del viernes comentaron la cantada aprobación y algunos puntos del discurso del Presidente del Consejo de Ministros. Pero, pese a que hoy se cumple el tercer aniversario de la presentación del Informe Final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación (CVR), el silencio sigue siendo la respuesta para las víctimas de la violencia en el Perú. Un silencio que se redactó en varios párrafos del discurso inaugural del presidente García; silencio a gusto de lo que conviene a la clase política; silencio en casi todos los medios de comunicación porque estamos en el Perú: ningún dominical dedicó siquiera un texto en cámara al asunto

El flamante Premier anunció que "ha llegado el momento de actuar con mayor decisión para avanzar en el cumplimiento de las recomendaciones”, dando un aislado signo de apoyo a la CVR. Sin embargo, la promesa de agilizar la entrega de 15 millones de soles al Plan Integral de Reparaciones, resulta insuficiente para un tema que ha dividido al país. El reconocimiento o la subsanación moral parecen no estar en la agenda del gobierno. A pesar de que son estas las medidas que más se necesitan en aras de producir una verdadera reconciliación.

El presidente y sus ministros harían bien – cuando de hablar de las reparaciones y la traumática violencia política que vivimos se trate – en poner igual énfasis en pedir perdón por los excesos perpetrados entre 1985 y 1990, que en reclamar valores en la sociedad. Para que eso ocurra, el vicepresidente Luis Giampietri tendría que reconocer ante el pueblo peruano su responsabilidad en la matanza del Frontón y asumirla ante el Tribunal que sigue investigando el caso. Cosas que hasta ahora no ha hecho. Y si a eso agregamos que el mismo Giampietri confesó, que la decisión de debelar el motín de 1986, “como sea” fue impartida por el presidente García. Es comprensible entender por qué al actual gobierno le cuesta tanto mirarse en el espejo de la verdad.

jueves, agosto 31, 2006

RETRATO:LIZZIE DUANY (sí, sí mi mejor amiga de la u)

Si le pidiera que se describiera me diría que es simplemente rubia. No hablaría de su nariz, respingona y protestante. No mencionaría su porte de amazona ni su gracia de secretaria, compulsivamente negaría el aura de chiquilla traviesa que la persigue. Tiene dos hijos que suman ocho patas y más de mil kilos, dos caballeros con crin y herrajes que merecen toda su atención y le roban horas de sueño. Y cuando se yergue en sus lomos se entiende el porqué de sus 58 kilos en su 1.70m. Nada corta el viento como sus brazos tirando de las riendas, nada encaja tan bien como su pie en el estribo.
En 24 años nunca ha sido Lizzia, siempre Lizzie, un alter ego más personal. Siempre un gesto de estrella, como si estuviera entre paréntesis, uno hasta llega a pensar que nunca suda. Y sin embargo, la ves criticar al mundo, a la computadora que se cuelga, al estacionamiento lleno, a la vendedora que no tenía vuelto.
Parece que se enfrascara en su mal humor, cuando su boca se empieza a hacer más delgada, si eso fuera posible, y se toca el pelo solamente con dos dedos. De día zapatillas, de noche botas. De día pelo amarrado, de noche suelto. En las mañanas gimnasio, a media tarde box y entre comidas solamente agua. Una vez la escuché cantar correctamente la letra de una canción, una sola vez. Y sin embargo, recuerda todo mito griego y sus respectivos personajes con nombres de más de seis sílabas.
Ácida en el tiempo y la medida correctos, una risa es siempre en ella una carcajada. No pretende la sabiduría pero su voz deja siempre un sabor en el aire, pica, y aunque no lo quiera creer endulza.

AUTORETRATO: LEAH Y YO

Falange de menos en dedo medio de mano derecha. Dificultad para el enfoque visual a larga distancia. Perdido sentido de la ubicación. Tamaño por debajo de las repisas promedio. Cejas subrayadas y dientes enemistados. Una chica Almodóvar.
Odio las sandalias y los cortometrajes experimentales. Me molestan las madrugadas en la sierra y me dan asco los poros del cuerpo. No entiendo a las personas que preguntan: ¿En qué curso te han mandado a leer eso? Creo que bailar es soñar con los pies y que el infierno son los otros, aunque el cielo no sea uno mismo. Nunca admitiré en público que lloré en el Metropolitan Opera ni que extrañé al Perú cuando me intercambié en Chile. No creo tener 21 años ni ser estudiante de periodismo, creo que todo eso lo puede curar el tiempo.
Amo mi cuello y odio mis piernas, aunque sospecho que los otros dirán viceversa. Me sobran razones a cada lado de la cintura y nunca me pongo en términos medios. Prefiero a Pelé que a Maradona, a los Beatles que a cualquier quinteto. Puedo quedarme callada pero nunca sin algo que decir, quisiera que alguien me pida "escribe aunque sea en las paredes." Para atar mis dedos olluquitos a un teclado y dejar de hablar sola en la oscuridad. Y tal vez dejar de creer tanto en las mujeres y dudar menos de dios porque es posible que no sea hombre.